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sábado, 29 de noviembre de 2014

EMPANADA GALLEGA


EMPANADA GALLEGA

 

Uno de los platos definitorios de nuestra geografía patria, de origen gallego la hacemos nuestra y la disfrutamos como la tortilla de papas, la paella, el gazpacho o cualquiera de esos platos regionales que han pasado a ser patrimonio de la humanidad gastronómica, esta receta que traigo es la original en la masa y mi versión en el relleno, una de las cosas que siempre he oído  es que la empanada tiene que llevar mucha cebolla y luego acompañada de atún, bacalao, almejas, cerdo o lo que más nos guste, plato ideal para compartir con gente que queramos acompañándolo de un buen vino y una mejor charla, así que a la tiendita de barrio a comprar los ingredientes y a hacer esta maravillosa empanada.

INGREDIENTES:

Para la masa

-         Harina de fuerza 700gr

-         Aceite del sofrito 200ml

-         Agua 200ml

-         Sal 14gr

-         Levadura fresca 21gr

Para el relleno

-         Aceite 200ml

-         Cebollas 650gr (3 o 4 dependiendo del tamaño)

-         1 Pimiento rojo

-         1 Pimiento verde

-         Bonito en aceite de oliva 300gr

-         Salsa de tomate 250gr

-         1 Huevo

-         Una cucharada de leche

-         Ciruelas pasas maceradas en ron
 

Procedemos de la siguiente forma, pelando y cortando en aros la cebolla y los pimientos picándolos en tiras cortas y metemos en una cazuela con el aceite de oliva y ponemos a pochar a fuego medio/suave hasta que esté bien caramelizado, removiendo bien para evitar que se nos queme, esto dura unos 20 minutos aproximadamente.



 

Mientras tanto sacamos el bonito de las latas y escurrimos sobre un colador el aceite que viene en la conserva.
 

Por otro lado cortar las ciruelas pasas en menudo y echarles un chorrito de ron de buena calidad para que se maceren un poco antes de añadir al relleno.
 

En los ingredientes puse un pimiento rojo y otro verde, yo tenía dos rojos en la nevera y son los que puse, así que no echármelo en cara.

Una vez tengamos bien pochadas las cebollas y pimientos sacamos del fuego y con la ayuda de un colador escurriremos el aceite que recogeremos en un bol, ya que lo vamos a utilizar en la elaboración de la masa, reservamos y dejamos enfriar para poder manipularlo.


 

Una vez escurrido el aceite volvemos las verduras a la cazuela y le añadimos el atún, las pasas y la salsa de tomate y removemos muy bien a fuego muy suave hasta conseguir la mezcla deseada, salpimentamos si lo creemos necesario, sacamos del fuego y dejamos reposar mientras nos dedicamos a la masa.





 

Y llego la hora de mancharnos las manos, un juego de niños que hasta tiene efectos terapéuticos ya que desestresa el amasar y golpear.

Una vez frio el aceite podemos proceder a crear la masa, cogemos un bol grande y ponemos la harina (se recomienda la de fuerza que es la que se usa en la elaboración del pan, porque es más fina y es fácil de conseguir en las tiendas), pues la cernimos sobre el bol y creamos un volcán en medio, en un lado desmenuzamos la levadura y en el otro ponemos la sal, en medio del volcán echamos el aceite del sofrito y la mitad de la cantidad del agua (iremos poniendo mas según nos pida la masa) a temperatura ambiente o ligeramente templada y empezamos a mezclar todo bien  con la mano.



 

Una vez lo tengamos todo bien amalgamado, tiramos un poco de harina sobre la encimera y sacamos la masa del bol y empezamos a amasar con las dos manos durante unos 15 minutos, estirando y replegando la masa una y otra vez, acordaros del gobierno y lo haréis con más saña apretando con fuerza.

 

Una vez tengamos bien trabajada la masa, que no se nos pegue en las manos, que la textura sea elástica (señal de que el gluten esta trabajado) pues damos forma redonda y volvemos a depositar en el bol, echamos algo de harina y lo tapamos con un trapo por encima dejando reposar en una zona cálida, tranquila y sin corrientes un mínimo de una hora hasta que doble su tamaño.


 

Una vez pasado el tiempo y doblado el volumen, sacamos del bol y lo ponemos en la encimera y con el puño vamos presionando hasta eliminar el gas de la fermentación y dejándola lo más plana posible, volvemos a amasar haciendo un rulo y cortamos por la mitad sacando dos pedazos iguales, volvemos a amasar cada pedazo de forma independiente unos cinco minutos cada uno, damos forma de bola y dejamos reposar unos minutos.






 

Mientras tanto cogemos un molde, sea redondo o rectangular y le añadimos un papel vegetal o de horno al que habremos engrasado previamente para evitar que se nos pegue la masa.

 


Volvemos a la masa y cogemos uno de los dos pedazos, enharinamos la encimera y ayudados de un rodillo  vamos aplanando la masa hasta conseguir un grosor de menos de medio centímetro, aprovechamos y si el molde es rectangular damos esa forma a la masa y si es redondo hacemos lo propio.
 

Ayudados del rodillo cogemos la masa y la depositamos en el molde estirándola muy bien, con un tenedor pinchamos la masa para evitar que nos suba y ponemos el relleno extendiéndolo bien y regularmente.






Con el otro pedazo de masa hacemos lo mismo, lo aplanamos con el rodillo y nos ayudamos de este para depositarlo encima del relleno, estiramos bien la masa juntamos los bordes con la masa de abajo y recortamos el exceso de masa y vamos cerrando y haciendo un borde que selle bien la empanada.


Con los recortes podemos hacer unos dibujos y en el centro de la empanada ayudados de unas tijeras hacemos un corte en cruz que nos servirá de chimenea para que respire mientras la horneamos, y con el tenedor pinchamos por la superficie para evitar que nos suba.


Cogemos el huevo, lo batimos bien y añadimos una cucharada de leche y ayudados de una brocha pintamos la empanada para que nos dé un tono dorado y bien bonito al hornearla.


Hora de meter al horno al que tendremos previamente calentado por arriba y abajo a 180ºC y metemos la empanada durante unos 45 minutos aproximadamente, echaremos de vez en cuando una mirada para evitar que se nos tueste en demasía la tapa, si es así y no hemos acabado el tiempo de horneado, nos ayudamos de un papel de aluminio que ponemos por encima y quitamos al final.
 

Hora de sacar del horno y dejar reposar un tiempo para que libere los espíritus, la podemos comer caliente, templada o del tiempo, es un manjar que nos regala todas las sensaciones y cariño con la que la hemos hecho.




 

 

Buen provecho…