TURBANTE DE SULTAN
Una de las cocinas
que más me gusta es la turca, porque tiene los matices de los dos mundos, el
mediterráneo y el oriental, compila dos mundos en exquisitas recetas, hoy
traigo un atrevimiento y una variación de un postre que se llama "turbante
de sultán" transformándolo en un plato salado y que se lo vi hacer a
Rachel Khoo y me pareció muy apetecible, así que yo aquí traigo mi variación,
no soy muy amante de la carne y menos de la de cordero, por lo que una sabrosa
calabaza y una versátil espinaca hacen los honores de coproducir un plato
altamente exquisito, sabroso y apetecible, así que a por los ingredientes y
ponernos a cocinar.
INGREDIENTES:
- Hojas de pasta filo
- Espinacas
- Calabaza
- Sal, cominos, canela, pimienta negra y
roja
- Huevo
- Leche
- Vermut dulce u oporto
Nos ponemos manos a
la obra, y en una cazuela grande ponemos las espinacas ( yo aquí utilice unos
300 gr de hojas frescas) con un chorrito de aceite y dejamos hacer a la magia
del fuego, veremos como en poco tiempo empiezan a menguar, momento en el que
les daremos un toque con la sal y un buen lingotazo de vermut dulce y dejamos
reducir todo, sacamos del fuego y dejamos atemperar.
Por otro lado cogemos
la calabaza y la cortamos en trocitos pequeños y regulares, en una sartén
ponemos un poco de aceite y pochamos la calabaza, le damos un toque con los
cominos y la canela que le va de fabula, cuando tenga el punto sacamos del
fuego y dejamos enfriar para poder manejarlo mejor.
Cogemos un huevo, le
añadimos leche y batimos bien esta mezcla.
Cogemos una lamina de
pasta filo y la extendemos en la encimera, con un pincel la pintamos con la
mezcla del huevo y la leche y ponemos otra lamina de pasta filo encima,
volvemos a pintar de nuevo, ahora cogemos las espinacas y ponemos una hilera
fina en la parte inferior, le añadimos unos tacos de calabaza y empezamos a
enrollar como si fuera un rulo.
Ahora viene una parte
delicada y es coger ese rulo y empezar a girarlo sobre un extremo y hacer esa
caracola o turbante con mucho cuidado de que no se nos parta la pasta filo que
es muy delicada, con la brocha le damos unos cuantos brochazos de leche y huevo
y ponemos en una sartén a fuego medio para que se empiece a hacer, aprovechamos
y le damos otros cuantos brochazos por esa cara y miramos de que no se nos
queme el lado al fuego, cuando veamos que se dora damos vuelta y dejamos hacer
por este otro lado, sacamos y servimos con una salsa de yogurt, pepino y menta
o con la que más nos guste.
Para una comida o una
cena ligera son ideales, la suavidad de la pasta filo y quedan crujientes y
sabrosas, las podemos rellenar de carne picada y condimentada o de lo que nos
apetezca, espero que ningún soldado otomano fieles de Mehmed II se enfade por
hacer una variación de un exquisito dulce que más adelante traeremos por aquí.
Buen provecho.